jueves, 29 de octubre de 2009

Cómo ayudar a los cetáceos

Toda la vida concreta, manifiesta, la que conocemos como realidad convencional; como última realidad de la energía, está sostenida por una maya energética que le sirve de molde. Esta maya se conoce como plano etérico. Vincula los impulsos cósmicos creativos de la vida única a través de cierto poder magnético. Existe en esos reino sutiles una red magnética cuya parte visible o parte fisico concreto, es el agua. Los cetáceos son los encargados de mantener esta red sana, fluida, elástica y renovada, direccionada hacía un orden evolutivo. La red magnética toma impulsos y los va renovando en una constante transformación vinculada a los ciclos de manifestación de vida. Como una membrana permeable la información se va construyendo en su viaje mediante símbolos hasta resonar en la conciencia orgánica del planeta. Esta resonancia la podemos reconocer en el reino humano como el Verbo Creador. Este Verbo Creador es igual a nuestra más profunda autenticidad, es nuestro espíritu humano morador eterno del cosmos.
Dado al desvío de la humanidad, de haberse torcido su conciencia y de haber mal empleado el libre albedrío, la red magnética ha quedado obstruida, bloqueada con nódulos para esos impulsos cósmicos creativos. Esto ha llevado al deterioro del planeta y de todo lo que en él vive. Junto a esta torcedura las fuerzas ciegas o instintivas fueron ganando terreno en el psiquismo humano que perdió el poder sobre sí mismo y, paradójicamente, quedando preso de sí mismo. Estas fuerzas instintivas dominan la energía sexual de la humanidad distorsionando todo el poder creativo en la misma sexualidad, en la conquista y usufructo del hábitat terrestre el cual es, en propósito cósmico, campo para el desenvolvimiento de la conciencia. La humanidad es un organismo viviente donde se encuentra una infinidad de grados de conciencia o de evolución. Todos compartimos las mismas desgracias como las mismas bendiciones. El factor principal es el miedo proveniente de la ignorancia. Todo el esfuerzo planetario y solar se centra en ese enderezamiento de la conciencia o eje terrestre. Todo va hacia allí más allá de las preferencias humanas. Esa torcedura la podemos vislumbrar en la humanidad a través de sus impulsos y conducta ególatra, violenta, agresiva, primitiva, ventajista, adquisitiva, engañadora, acaparadora, con impulsos de dominio sobre la realidad externa, manipuladora, divisora, especuladora, egocéntrica y destructiva.
Entonces cómo podemos ayudar a la titánica tarea de los cetáceos, no solo dejándolos en paz, sino asumiendo el trabajo de reparar nuestro campo etérico. Este campo etérico se refleja en las relaciones con uno mismo y con lo demás, principalmente entre la propia raza para luego establecer el orden jerárquico con los reinos infra y suprahumanos. El eslabón perdido es símbolo del vacío mental o ignorancia que la humanidad tiene como la realidad de este concepto del campo etérico bloqueado, rígido y ofuscado. En el campo etérico resuenan los códigos divinos regidos mediante leyes que sostienen amorosamente al hombre como es la ley de karma o como será la ley evolutiva superior. Miremos como están las aguas en el planeta y veremos nuestro campo etérico. Sintamos cómo estamos emocionalmente y sabremos cómo está nuestro campo etérico, seamos conciente de nuestros pensamientos, qué creencias y conceptos los hacen manifiesto y sabremos cómo está nuestro campo etérico. Veamos la anormalidad de nuestra “conducta normal” y veremos cómo está nuestro campo etérico. Miremos la normalidad de nuestra conducta anormal y veremos cómo está nuestro campo etérico. Miremos estas ideas y veremos la corrupción humana. Abiertos, sin culpa y asumiendo la luz de la conciencia que intenta dirigirnos hacia la tierra prometida. Los cetáceos son pilar de ese desenvolvimiento. Ayudémoslos entonces haciendo el trabajo que solo nosotros podemos hacer por nosotros y por el planeta. Las reformas de conducta sin conciencia o interiorización, sin aprehensión o comprensión que se obtiene a través de la experiencia directa no sirven porque carecen de Verbo. Mirar adentro es el coraje. Mirar adentro es el valor. Mirar adentro es la puerta de salida y de cura. En Ser desde adentro, como los cetáceos, esta implícito el arte de de la vida. No pasa por el mero echo de vivir, sino por algo que lo abarca y lo trasciende. Y eso es Ser la vida

Hugo Juárez